237 – No recicles
Yo no reciclo. Y no es por vagancia. Sencillamente, el reciclaje no me convence, y te voy a explicar por qué.
Bienvenido una semana más a Español Automático, el podcast que te ayuda a pasar del estado pasivo de solo entender español a hablarlo con facilidad y sin esfuerzo.
Hoy me gustaría hablarte sobre el reciclaje. ¿Por qué? Bueno, pues como excusa para que escuches hablar en español sobre diversos temas y te expongas a un nuevo vocabulario. Te recuerdo que puedes encontrar la transcripción gratis en nuestro blog, y también puedes obtener las flashcards de cada capítulo en nuestra plataforma Patreon. En las flashcards encontrarás el vocabulario y las expresiones más importantes, con el audio incluido. Así aprenderás el vocabulario y entrenarás tu comprensión auditiva aprovechando la técnica de la repetición espaciada. Descarga las flashcards y añádele a tu app de Anki para practicar cada vez que tengas un minutito libre.
Y ahora, al grano. Recuerdo que cuando era pequeño en cierta ocasión fui a una librería para comprar un cuaderno. En el mostrador había una señora que me mostró los que tenía. Al abrir uno, me sorprendí y pregunté: “¿Por qué las hojas son oscuras?”. Y la mujer me respondió que porque el papel era reciclado.
¿Te has dado cuenta de lo que acabo de hacer? He usado el estilo directo para referirme a lo que yo pregunté y el estilo indirecto para referirme a lo que la señora me respondió. Y al final del capítulo de hoy te dejaré algunos ejercicios para que pases del estilo directo al indirecto y viceversa, porque es necesario dominar ambos discursos para conversar en español con los nativos.
Bueno, siguiendo con la historia, esa fue la primera vez que oí hablar del reciclaje. Me pareció una idea asombrosa. O sea, que cuando todos los niños llenábamos nuestras hojas con nuestros bolígrafos, escribiendo letras, números, tachones y garabatos, todas esas hojas se podían juntar, hacer una pasta con ellas y crear papeles otra vez sobre los que poder escribir y dibujar de nuevo. Y yo me imaginaba que las hojas, cada vez que se hiciera esto, serían más y más oscuras. Y en algún momento llegarían a tener el mismo color azul que los bolígrafos y ya no se podría dibujar más ni se podrían volver a reciclar.
También me acuerdo de cuando acompañaba a mi madre a hacer la compra. En aquella época, no recuerdo con exactitud, pero juraría que en las tiendas no tenían bolsas de plástico. Y todas las señoras llevaban su cesto de la compra o su carrito. Luego llegaron las bolsas de plástico, que eran gratis, y desde hace unos pocos años, te las cobran. Karo y yo llevamos nuestras propias bolsas al supermercado y también tenemos unas mallas reutilizables para las frutas y verduras. A Karo le horrorizan las bolsas de plástico.
Yo tenía unos abuelos que vivían en un pueblo muy pequeño de Castilla, ya sabes, la parte central de España. Recuerdo que allí no había ninguna tienda. Pero de vez en cuando pasaba algún camión que vendía algunas mercancías. Mi abuelo tenía una despensa, que era una habitación enorme y fría donde guardaba un montón de productos, entre ellos cajas enteras de refrescos de naranja, de limón, cervezas y botellas de agua gasificada. Y recuerdo que cuando nos bebíamos algún refresco, la botella, que era de cristal, había que dejarla otra vez dentro de la caja. Cuando regresaba el camión, mi abuelo le entregaba las cajas con las botellas vacías, y a la nueva compra le restaban el precio de las botellas.
Pero esto no pasaba solo en los pueblos. También en las ciudades podías devolver el vidrio en las tiendas, y te devolvían el dinero o te lo descontaban de la nueva compra. Es decir, que cuando comprabas bebidas, solo pagabas por el contenido de la botella, no por la botella. Solo cuando te quedabas la botella pagabas el cristal. Estos productos se llamaban “retornables”. El camión transportaba las botellas de nuevo a la fábrica donde se limpiaban, se desinfectaban y se volvían a usar. Eso sí que era ecológico.
Pero ahora siempre pagas por la botella. Cada vez que compras una bebida, también te venden la botella. Y la pagas, claro. Es una compra obligada, no puedes negarte a pagar la botella. Te están vendiendo algo que no quieres sin que te puedas negar a pagarlo. Y lo vas a pagar cada vez que compras una bebida.
Lo cierto es que los seres humanos lo dejan todo por ahí tirado. Y es un asco, ¿verdad? Y también nos bombardean con mensajes del tipo “el hombre produce más de 2 mil millones de toneladas de basura al año, con la que se podrían llenar 800.000 piscinas olímpicas”. Y como no quieres formar parte del club de los cerdos, ahora tiras las botellas en el contenedor de vidrio. Llega un camión que las recoge y las lleva a la planta de reciclado. Allí, la maquinaria y el personal tienen que hacer la labor de separar el vidrio de otros materiales, y clasificarlo como vidrio verde y vidrio incoloro. Después, otras máquinas triturarán los trozos grandes, y separarán las etiquetas que se van desprendiendo de los trozos. Y otra vez más, un camión tiene que transportarlo a la fábrica de vidrio.
Allí el vidrio se funde, en uno de los procesos industriales que más energía consume por cada tonelada producida. Y luego se producen las nuevas botellas. Y por tercera vez, un camión las transporta a la embotelladora, donde se rellenan. Y otra vez se vuelven a transportar al supermercado. Que no te digan que esto es ecológico, porque no lo es. Pero, oye, ¡el negocio de las botellas va viento en popa!
El negocio es tan lucrativo que el packaging, que en español diríamos envasado o embalaje, en 2019 generó más de 300 mil millones de dólares. O sea, 300 billones anglosajones. Lo indico porque la nomenclatura numérica es diferente.
Pero, claro, cada año las empresas se plantean nuevos objetivos y desarrollan estrategias para aumentar sus ventas. ¿Y cómo puede una empresa de envasado aumentar sus ventas? No va a hacer publicidad, ¿verdad? ¡Si el cliente está obligado a comprar el envase! Pues… algo que hacen es meter más envases por cada producto. Así que, vas al supermercado a comprar unos palitos de merluza, porque es el único pescado que quieren comer los niños. Los palitos están dentro de una caja de cartón, por supuesto. Que, además, está envuelta en un plástico. Normal, porque como está en la sección de congelados, se puede mojar y estropear el cartón, así que… plástico al canto. Cuando abres la caja sacas una bandeja de plástico con 12 huequitos, uno para cada palito de merluza. Esta bandeja también viene envuelta en plástico, supongo que para que el alimento no toque el cartón. Y otras veces, cada pieza también viene envuelta en su plástico individual. Todos estos envoltorios que te están vendiendo y que estás pagando, no los quieres para nada. En diez minutos van directamente desde el supermercado al cubo de la basura de tu casa. Lo pagas solo para tirarlo.
Echa un vistazo a tu basura ahora mismo y calcula cuánto porcentaje de la basura son envases. ¿La mitad? ¿Más? ¿Menos?
Si de verdad a los gobiernos les importase la ecología, lo primero que harían sería poner trabas a la obsolescencia programada. Tal vez con multas. Y poner un fuerte impuesto a todos los envases no reutilizables. De esta manera los productos que vienen en envases no retornables se vuelven artículos de lujo. Pero lo que ha ocurrido es que nos han convencido de que la basura es una responsabilidad nuestra, de los compradores, que es una cuestión de civismo. Y es cierto que es tu responsabilidad no tirar la basura por ahí, por cualquier parte, pero la basura… no la has producido tú. ¡No la has producido tú! ¡No es tu basura! ¡La basura es de ellos, de las fábricas! Pero eres tú quien paga el pato.
Antes, las empresas se encargaban de recoger las botellas y prepararlas de nuevo. Esto eran costes para la empresa que ahora ya no tienen. No solo se han asegurado la venta de más y más envases, sino que ahora los costes por deshacerse de los envases ya no los asumen ellos sino los gobiernos municipales, con dinero público. ¡Con tu dinero, figura!
La responsabilidad de la basura debería recaer en quien la produce, en quien la fabrica. El fabricante debería encargarse de recogerla, y reciclarla o eliminarla. En cambio, los fabricantes se despreocupan, le pasan la patata caliente a los ciudadanos. La responsabilidad recae en los ciudadanos y se destina el dinero público para realizar esta gestión de los residuos. Si los fabricantes asumieran el costo de los residuos que ellos generan, veríamos muchos cambios en la manera en la que se diseñan estos envases, en cómo se empaquetan, cómo se distribuyen y cómo se recogen. Y tendríamos mucha menos basura ensuciando nuestras calles, nuestros parques, nuestros bosques y nuestros océanos.
Bueno, como dije al principio, este tema del reciclaje ha sido una excusa para exponerte a un contenido diferente en español. Ahora tienes que comprobar si puedes exponer tus opiniones en español. La mayoría de estas ideas las he tomado de un blog llamado Expediente JoanFliz, del que te dejo el link más abajo. Espero que te haya entretenido y que hayas encontrado palabras y construcciones útiles para ti.
Y, para terminar, unos ejercicios de estilo directo e indirecto. Cambia entre el estilo directo e indirecto en las siguientes frases:
Aurora dijo: “Alicia tiene un problema, eso es todo, y puede mejorar. Va a mejorar”.
Fátima me respondió que no me tenía que dar explicaciones de nada.
Entonces, exclamé: “¡Pero si yo creía que querías ser médico!”
Joaquín me dijo que había maquillado un poco su currículum para conseguir el trabajo.
Bueno, pues esto ha sido todo por hoy. Pero antes de terminar solo recordarte que para los alumnos de nuestro curso “Entender conversaciones en español” hemos preparado una sorpresa. Hemos añadido un listado de materiales adicionales gratuitos con los que puedes entrenar la comprensión de varios acentos. Literalmente son cientos de horas de audio en español. Audios con acentos de diferentes regiones de España y también acentos de América del Sur: argentino, mexicano, colombiano, etc., etc. Tienes cientos de horas de escucha de diferentes géneros y temáticas: hay historias interpretadas por nativos de todo el mundo hispano (¡con todos los acentos!), hay obras de literatura española e hispanoamericana comentadas, hay conversaciones sobre la cultura hispánica: sobre libros, sobre películas, sobre personajes relevantes… y mucho más.
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Y nada más. Vuelve a escuchar este capítulo dentro de un par de días, para afianzar las nuevas expresiones y construcciones. Nos volveremos a ver la semana que viene. Ciao.