229 – Novela recomendada: Lluvia fina. Luis Landero
M:
La lluvia. Hay muchas maneras de llover: pueden caer unas gotitas de lluvia, como si cayeran chispas. Entonces decimos que está chispeando. Puede llover con mucha fuerza. Entonces decimos que llueve a cántaros o que llueve a mares. Puede llover sin parar. La lluvia puede llegar con la potencia de un chubasco o de una borrasca. Puede incluso llover tanto que digamos que “está diluviando”.
K:
Pero el agua también puede caer del cielo con sutileza, de tal manera que apenas la notas, que no te molesta nada. Sin embargo, aunque no te moleste, al cabo de un rato estás calado hasta los huesos.
M:
En España a esta lluvia la llamamos “calabobos” o chirimiri. O como la llamó Luis Landero: lluvia fina. “Lluvia fina”, así se llama la novela de la que hoy vamos a hablar.
K:
Una novela magistral de un autor cuyo nombre es uno de los esenciales de la narrativa española: Luis Landero. Así que hoy te recomendamos una novela en español, una novela FABULOSA, una novela para todos los géneros, es decir tanto para chicos como para chicas, porque no es un romance. ¡Pero es un novelón! Es el mejor libro del año 2019 según Babelia, un suplemento cultural del periódico “El País”.
M:
El tema para el podcast de hoy ha sido escogido por nuestros Patreons en la última votación. Y tenemos que decir que esta novela, “Lluvia fina”, es un libro de mucho nivel, así que lo recomendamos para los estudiantes de niveles B2, C1 y C2. Pero al final del capítulo mencionaremos otra novela más fácil que los principiantes también puedan disfrutar.
K:
Bien, comenzamos pues con las palabras del propio autor, Luis Landero: “Señores, amigos, cierren sus periódicos y sus revistas ilustradas, apaguen sus móviles, pónganse cómodos y escuchen con atención lo que voy a contarles…”.
K:
El primer dato curioso sobre esta novela es su origen, ¿verdad, Mauro? ¿Cómo nació esta novela?
M:
Sí, es curioso. Luis Landero cuenta en las entrevistas que la idea de escribir esta novela le surgió tras leer una noticia en un periódico. Fue una noticia muy breve donde se hablaba de una familia que se había reunido después de mucho tiempo y que aquella reunión había acabado con dos muertos y varios heridos. Solo era eso, esta corta noticia. Pero Landero dice que, cuando la leyó, algo se debió activar muy dentro de él, y decidió escribir una novela.
K:
¿Y el título?
M:
Landero cuenta que el título se le ocurrió casi al instante. Porque lo que ocurre en la novela es que se nos presentan unos personajes que van soltando información en pequeñas dosis, como gotas de agua, como lluvia fina. Y sin darte cuenta terminas empapado por sus palabras.
K:
Bueno, uno acaba no solo empapado, sino inundado… abrumado, ¿verdad?
M:
Efectivamente.
K:
De acuerdo. Hablemos del argumento. Pero no te preocupes, tesoro, porque no te lo vamos a destripar. El argumento sin destripes:
M:
La novela nos narra 6 días en la vida de una familia. El desencadenante de la historia es una idea que se le pasa por la cabeza a uno de los personajes: Gabriel. A Gabriel se le ocurre la feliz idea de celebrar el octogésimo cumpleaños de su madre. Ochenta años.
K:
Quiere invitar a la celebración a toda la familia, que no se reúne desde hace mucho tiempo porque es una familia… complicada. Una familia que tiene sus secretos oscuros, que tiene sus conflictos sin resolver, sus reproches, sus odios y sus rencores… En fin, esta novela habla de familias y, en cierto modo, alude a ese refrán tan español que dice: “De la familia y del doctor, cuanto más lejos, mejor”.
M:
Sí, porque en una familia se acumulan los reproches, las burlas y los retintines, y es muy fácil que tanto mal rollo acumulado se nos vaya de las manos.
K:
Y estos daños acumulados, estos reproches generan rencor. Y el rencor es uno de los ejes de la novela. Y aquí entran en juego varias cosas: las historias que nos contamos a nosotros mismos, las historias que contamos a los demás y las malas pasadas que nos juega nuestra memoria.
M:
Sí. Todos los personajes nos cuentan su versión de lo que había ocurrido en el pasado. Cada uno cuenta los mismos eventos, pero las versiones de los personajes no coinciden. Y es que Landero nos muestra que no hay que confiar mucho en la memoria porque la memoria nos juega malas pasadas. Los recuerdos distorsionan lo que había sucedido. Por tanto, cada uno de los personajes cuenta su versión de los acontecimientos y, además, de manera muy fragmentada. Estos fragmentos nos caen como gotas de lluvia fina hasta empaparnos por completo.
K:
Los personajes nos cuentan desde su recuerdo distorsionado los acontecimientos. E intentan saldar “de paso todas las viejas y pequeñas deudas, y todos los agravios, que cada uno guardaba, o más bien atesoraba, en el fondo de su corazón, y que los habían alejado y casi enemistado”. Es maravilloso como escribe Landero, ¿a que sí?
M:
Sí, ¡es un verdadero maestro de la escritura! Maneja su oficio a la perfección, con sus dosis de humor, erotismo, dolor y alegría.
K:
Desde luego. Pero sigamos con el argumento. Gabriel quiere organizar la fiesta. De manera que decide invitar, por teléfono, a sus hermanas mayores y a su madre al cumpleaños. Gabriel tiene esta idea romántica de servirse del cumpleaños para reconciliar a la familia. Él cree que el cumpleaños es una oportunidad perfecta para borrar las discordias, borrar las distancias, sanar las viejas heridas y volver a ser una familia “feliz”.
M:
Aquí tenemos el desencadenante de la historia: la primera llamada telefónica que hace Gabriel. Y hay un elemento recurrente en la novela: el teléfono. Porque casi toda la novela transcurre entre llamadas de teléfono y mensajes de voz. Además, aparece un personaje central de la novela, Aurora.
K:
Aurora, la esposa de Gabriel, es un personaje importante. Landero dice que hasta que no inventó al personaje de Aurora, la novela no funcionaba. ¿Y por qué? Porque Aurora es una de esas personas que sabe escuchar de verdad. Sabe escuchar y por eso todos los miembros de la familia la escogen para contarle sus desdichas y sus interpretaciones.
M:
“… porque solo a ella le confían y le cuentan, con todo tipo de detalles, y sin vergüenza ni reparos, todos y cada uno de los implicados en esta historia que empezó siendo trivial y hasta festiva y que ha acabado en ruina y en desastre”.
K:
Es la confidente. Y Aurora lleva MUCHOS años escuchando los relatos fragmentados y colmados de retintines de todos los miembros de la familia. Es la única, por tanto, que presiente que el cumpleaños terminará en una catástrofe, así que intenta disuadir a Gabriel.
M:
Efectivamente, todos los personajes de ese drama familiar cogen sus teléfonos y le cuentan a Aurora sus historias, sus interpretaciones de los eventos del pasado. Y cuanto más seguimos leyendo, más se nos ponen los pelos de punta.
K:
Hmm… Los antropólogos y los lingüistas evolucionistas dicen que el homo sapiens inventó el lenguaje para poder contar historias. Entonces, la pregunta es: ¿contar las historias nos salva o nos condena?
M:
Landero dice que en un primer momento contar nos salva, porque somos narradores todos los días, nuestra vida transcurre contándonos historias. Siempre estamos contando lo que nos ha pasado, lo que hemos soñado, lo que vamos a hacer mañana… siempre estamos contando y necesitamos contar porque parece que hasta que no contamos no terminamos de vivir el acontecimiento del todo. Por tanto, vivir es: “VIVIR + CONTARLO”. El problema es que a la hora de contar surgen malentendidos, surgen equívocos, confusiones, tergiversaciones… Porque, a veces, las palabras no son inocentes. Las palabras pueden ser peligrosas, pueden crear rencores y enemistades.
K:
¡Totalmente cierto! Una frase a destiempo, incluso un silencio sospechoso, pueden truncar la comunicación para siempre. Y porque las palabras no son inocentes, la comunicación está expuesta a todo tipo de catástrofes. Me gustaría que leyeras un fragmento con el que comienza la novela:
M:
“Ahora ya sabe con certeza que los relatos no son inocentes, no del todo inocentes. Quizá tampoco lo sean las conversaciones de diario, los descuidos y equívocos verbales o el hablar por hablar. Quizá ni siquiera lo que se habla en sueños sea del todo inocente. Hay algo en las palabras que, ya de por sí, entraña un riesgo, una amenaza, y no es verdad que el viento se las lleve tan fácilmente como dicen. No es verdad.”
K:
Estas son precisamente las primeras palabras de esta novela, así que desde la primera página estás avisado de lo que ocurrirá a continuación. Es un presagio.
Hablemos ahora un poco de los personajes porque Landero es también un maestro en cuanto a la construcción de los personajes.
M:
Sí. Los personajes son multidimensionales, no están en absoluto estereotipados. Están llenos de matices. Son profundos y densos. Y son creíbles.
K:
Ya hemos mencionado a Gabriel y a Aurora. Pero hay otros dos personajes muy interesantes que aparecen en la historia: Horacio y la madre. Horacio, el ex esposo Sonia —la hermana mayor— y el amor eterno Andrea —la hermana pequeña. Y ya te puedes imaginar, tesoro, los antagonismos que ha generado este triángulo amoroso. Ok, entonces tenemos a Horacio y a la madre. La madre es una suerte de Bernarda Alba, el personaje de Federico García Lorca. Esa madre tirana y castradora.
M:
Sí, la "mamá" siempre erguida y severa, con los labios siempre fruncidos. La madre pesimista, hermética, agorera y de espíritu fatalista. Estos dos personajes, Horacio y la madre, parecen ser el origen de todos los agravios y rencores. Aunque también Gabriel levanta las ampollas, porque es el hijo favorito de mamá.
K:
Cierto, y Gabriel es un personaje desconcertante capítulo a capítulo. Yo diría que casi bipolar, que pasa rapidísimamente del blanco al negro. Está lleno de dobleces.
M:
Hmm… vale, creo que contar más sería hacer spoilers, así que paramos aquí. Pero hay que decir que este novelón tiene grandes giros en su trama.
K:
Cierto. Muy cierto. Hay giros sorprendentes. Todos esos giros ocurren en pasado en el interior de los personajes.
M:
Pero, “Lluvia fina” es también una novela de diálogos. Es cierto que no son diálogos fáciles, puesto que sin aviso al lector le cambian de tiempo y de lugar. Y además, muchas veces Aurora relata el diálogo en su cabeza. Landero trenza diálogos paralelos, enreda unos discursos con otros de tal modo que la historia se cuenta casi de corrido, en el mismo plano, aunque se haya desarrollado en niveles distintos.
Sin embargo, un lector avispado y acostumbrado a este tipo de escritura no tendrá problemas para saber quién habla en qué momento, porque Landero es también un maestro en caracterizar a sus personajes. Uno sabe perfectamente quién habla en qué momento.
K:
En este sentido hay similitudes entre la técnica narrativa de Luis Landero y Vargas Llosa.
Y un lector más curtido no solo no tendrá problemas, sino que disfrutará de los diálogos como un enano. O una enana. ¡Porque el libro fluye!
K:
Supongo que ya te has dado cuenta, tesoro, de lo mucho que nos ha gustado esta novela. De hecho, yo la he leído ya dos veces.
M:
No nos queda más remedio que recomendar esta novela hasta el hartazgo. Fue una de mis mejores lecturas del año pasado. Y si aún no te hemos convencido para que la leas, te dejamos el trailer del libro en nuestro blog. En este trailer de dos minutos el autor mismo, Luis Landero, te convencerá de que la leas.
K:
Campeón, te recomendamos leer esta novela de Luis Landero, una historia conmovedora, una historia contada desde muy dentro y una historia que nos dejará reflexionando sobre la fuerza de las palabras y de ciertos silencios. Porque “no vivimos propiamente hasta que no narramos lo que nos ha sucedido”.
M:
Resumiendo, “Lluvia fina” relata la historia de una familia literaria que tiene un reflejo en muchas familias de la vida real. “Lluvia fina” hace hincapié en el valor de las palabras. En que “las palabras no son inocentes”. “Lluvia fina” trata también sobre cómo manipulamos la memoria y el recuerdo a nuestro antojo para salir bien parados, y sobre los silencios cargados de insultos y reproches.
K:
Landero utiliza un narrador que relata lo que va ocurriendo en la historia y lo mezcla con los diálogos que cada uno de los protagonistas mantiene con Aurora. Y todo esto va sucediendo con una admirable uniformidad, con una finura narrativa que no he podido dejar de admirar. Prosa fluida, precisa y manejada con maestría para crear armonía y tensión al mismo tiempo, para que el lector desde el principio se vea implicado en la historia.
M:
De la mano de Gabriel y sus dos hermanas, revivimos un pasado que cada uno percibió de una manera diferente, que cada uno recuerda a su manera, dejando que el propio lector decida qué versión es la verdadera o si, tal vez, lo son todas y ninguna al mismo tiempo.
El final es sorprendente, pero tendrás que descubrirlo por ti mismo.
En “lluvia fina” Landero vuelve a desplegar sus dotes narrativas. Es alucinante su elección del léxico, su lenguaje acertado y su capacidad para decir lo que quiere decir con absoluta naturalidad.
K:
No cabe ninguna duda de que es un clásico de la narrativa española contemporánea.
M:
Bueno, pues ahora mencionaremos un libro más apto para principiantes: “Niebla en Tánger”, de Cristina López Barrio. Se trata de un libro sencillo, una aventura con tintes detectivescos.
K:
Esta novela fue finalista del premio Planeta en 2017. Tiene una extensión de poco más de 250 páginas, muy adecuado para que un principiante se adentre en la lectura de novelas en español sin verse abrumado por la técnica narrativa ni por un vocabulario recargado. Una lectura ligera para practicar el español sin tener que recurrir a la literatura juvenil.
M:
Y… nada más. Si te ha gustado el podcast de hoy y quieres que te contemos sobre más libros de autores hispanohablantes, danos un ME GUSTA.
K:
Déjanos un comentario diciéndonos si ya conocías a Luis Landero y qué libros suyos has leído. Y si no, cuéntanos en los comentarios qué autores hispanohablantes te gustan. ¿Qué libros te han encantado y cuáles nos recomiendas? Será un placer aprender de ti y saber cuáles son tus gustos lectores.
M:
Y no dejes de ver el trailer de “Lluvia fina” que te dejamos en nuestro blog.
K:
Y… colorín colorado… este podcast se ha acabado. Nos vemos la semana que viene.
M:
Cuídate mucho, campeón.
K:
Un beso.