207- La familia Subjuntivo (Storytelling)
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Hoy te traemos una historieta sobre el Subjuntivo. En el capítulo 202 te contamos una historia sobre el imperfecto de indicativo, y a muchos de vosotros os encantó, y nos pedisteis que hiciéramos lo mismo con el subjuntivo. Así que, aquí la tienes, una historia para ayudarte a dominar el “subjuntivo”.
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Tesoro, hemos creado este canal para proveerte con un contenido en español hablado de forma natural para que puedas crear inmersión en tu vida. La inmersión es necesaria si quieres dominar el idioma, y debes escuchar audios en español constantemente, todos los días. Por tanto, suscríbete a nuestro canal YouTube, y suscríbete a nuestro podcast para seguir recibiendo nuevos vídeos y audios cada semana. Y de esta manera crear la inmersión necesaria para llegar a hablar español con facilidad y sin esfuerzo.
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De acuerdo, por el título del capítulo sabes que hoy toca Storytelling: una historia que te ayudará a integrar el uso del subjuntivo. Y si conoces nuestro curso gratuito de las 7 leyes para hablar español como un nativo, sabrás bien que recomendamos mucho aprender a través de historias y de Multi-historias, porque de esta manera nuestra mente aprende más rápido.
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Por qué aprendemos 5 veces más rápido con las historias, Karo lo explica en uno de los vídeos del curso de las 7 leyes. Si quieres saberlo, aquí arriba tienes el link. Es gratis.
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De acuerdo. ¿Listo? Empezamos.
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En una modesta casita de un barrio muy tranquilo vivía la familia Subjuntivo. La hija pequeña de la familia, aunque todavía era muy pequeña, ya tenía alma de viajera intrépida. A menudo se sentaba en su jardín, debajo de un árbol, soñando con hacer algún viaje o leyendo libros de expediciones y de mundos plagados de criaturas mitológicas. Con ese árbol compartió infinidad de aventuras que, desgraciadamente, no había hecho realidad porque era demasiado pequeña.
M:
—No, hija, mi respuesta es no. Te aconsejo que te olvides de hacer ese viaje a Asturias.
K:
—Pero, papá, ¿por qué no me dejas ir a Asturias? ¡Ojalá fuera mayor y pudiera viajar sin tener que pedirte tu permiso! ¡Ojalá fuera grande!
M:
—Escúchame, hija. Mientras vivas en nuestra casa deberás respetar nuestros deseos. Cuando seas más mayor, es probable que te dejemos viajar sola. Pero, por ahora… entiéndeme, hija. Tenemos miedo de que te pase algo. Así que te pido que dejes de fantasear y que te pongas a estudiar. ¿No tienes deberes que hacer?
K:
—Sí, muchos. Pero, papá…
M:
—Pues, ¡venga! Te ordeno que vayas a hacer los deberes. ¡Anda! ¡A estudiar! ¡Sin rechistar! Y espero que termines todos esos deberes antes de ir a la cama.
K:
La pequeña subjuntiva, abatida y con los sueños hechos pedazos, se dirigió a su habitación arrastrando los pies. Pero en su corazón de viajera, los deseos ardían con furor:
—¡Ojalá fuera grande! ¡Ojalá pudiera viajar hoy mismo a Asturias! ¡Ojalá los profes no nos mandaran tantos deberes! ¡Ojalá ya lo supiera todo y no tuviera que estudiar más! ¡Ojalá mis padres no fueran tan miedicas y me dejaran viajar sola! ¡Ojalá fuera mayor y pudiera viajar sin pedir permiso a nadie!
Nuestra heroína fue cabizbaja hacia su cuarto repitiendo todos estos deseos, imposibles de cumplir en el presente. Pero, a la mañana siguiente, su padre, emocionado, le anunció:
M:
—Hija, nos encanta que seas tan valiente, tan intrépida. Nos agrada que tengas tantas ganas de descubrir el mundo. Nos gusta que leas tantos libros sobre viajes y seres mitológicos. Tu madre y yo hemos hablado largo y tendido y… como es importante para nosotros que seas feliz, hemos decidido dejarte ir a Asturias.
K:
—¡Hurra! —gritó emocionada nuestra subjuntiva trotamundos. Pero se calló al instante, porque vio en la cara de su padre una expresión extraña… y adivinó que su padre estaba a punto de soltar una laaaarga lista de órdenes y consejos. Y todos negativos, claro.
M:
—Si quieres puedes salir ahora mismo hacia Asturias para descubrir sus bosques. Pero a condición de que no vayas sola. A no ser que tu hermano mayor te acompañe, no podrás ir.
K:
—Pero, papá…
M:
—No irás a Asturias a no ser que viajes acompañada. Es fundamental que no viajes sola. Además, es conveniente que llevéis con vosotros a Brutus. Brutus es un perro grande, y os protegerá si hace falta.
K:
La madre, inquieta, empezó a añadir su lista de órdenes y consejos:
—Mi pequeña subjuntiva trotamundos. Escucha. Es necesario que sigas nuestras indicaciones al pie de la letra, ¿estamos? Recuerda: no hables con extraños. No te desvíes de los caminos principales.
M:
—No te alejes de tu hermano, ¿de acuerdo? No te quedes rezagada detrás. Y si ves algún oso o un lobo, no te quedes inmóvil. ¡Llama a Brutus inmediatamente! Él te protegerá. Y te recomiendo que te pongas dos pares de calcetines para que no te rocen los zapatos.
K:
—Y no te quites la chaqueta. Que en las montañas el tiempo es muy traicionero.
M:
—Y llevad el paraguas por si llueve.
K:
Nuestra protagonista ya empezaba a fantasear:
—¡Oh!, ojalá haga buen tiempo en las montañas.
M:
—Sí, ojalá haga sol durante la caminata. Bueno, hija, que tengas suerte buscando esos seres mitológicos de Asturias. Aunque dudo mucho que encuentres ninguno, porque estos seres fantásticos se suelen esconder de día. Pero os prohíbo que salgáis de noche, ¿estamos?
K:
—Aunque, tal vez podáis observar algún animal curioso. Hmm, ¡qué peligroso! Por favor, llevad siempre con vosotros a Brutus. De hecho, no veo que tengáis otra opción, porque tenéis que ocuparos de él y no creo que sea buena idea que se quede solo en el albergue. Hija, te pido que tengas cuidado porque los animales del bosque pueden ser peligrosos.
El padre se dirigió al hermano mayor:
M:
—Hijo, cuando estéis en el bosque, no le quites el ojo de encima a tu hermana pequeña. En cuanto te des cuenta de que se aleja de ti, corre detrás de ella. Aunque se queje mucho, cógela de la mano y no la sueltes.
K:
—Chicos, tengo una idea: para que la caminata resulte agradable, podríais cantar alguna canción. ¿qué os parece?
—Mamáaaa… —exclamó la pequeña subjuntiva exasperada.
M:
—Ah y cuando volváis al albergue, meted los pies doloridos en agua caliente.
K:
La madre le dijo al hermano mayor:
—Cariño, te ruego, que no le quites el ojo de encima a tu hermanita. Y llámame siempre al volver al albergue. No me quedaré tranquila hasta que me llames por la noche.
M:
—Hijos, que tengáis suerte. Que la caminata sea agradable. De verdad, esperamos que lo paséis muy bien.
K:
-Sí, sí. ¡Pasadlo bien! ¡Buen viaje, queridos subjuntivos!
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M:
Campeón, esperamos que te haya gustado esta pequeña historieta. Escúchala varias veces, y seguro que te ayudará a usar el subjuntivo de forma más automática a partir de ahora.
K:
Y escúchala varias veces HOY. Ayer dijiste: “mañana”. ¡No más! Hoy es el mejor día para empezar a cambiar tu vida. ¡Dale caña a tu español!
Y para nuestros alumnos del curso “Piensa y Habla en Español” tenemos una sorpresa. Hemos añadido la continuación de esta historia dentro del curso. Allí encontrarás las aventuras de los dos hermanos subjuntivos por los bosques de Asturias, una tierra llena de seres mitológicos y mágicos.
M:
Si quieres perfeccionar aún más el uso del subjuntivo y alcanzar la fluidez hablando en español, no lo dudes y únete al curso “Piensa y Habla en Español” en el link espanolautomatico.com/piensayhabla
Con el curso conseguirás la fluidez que tanto deseas y, por consiguiente, tendrás acceso a más oportunidades laborales y podrás conectar con los demás a un nivel más profundo y más significativo a través del español.
K:
Muchas gracias por el tiempo que has decidido dedicar para escucharnos. Estamos encantados de poder ayudarte a mejorar tu español de forma fácil y entretenida. Volveremos a conectar la semana que viene.
M:
Hasta el lunes que viene.
K:
Un besazo.