328 - ¡Desafío de Escucha en Español! ¿Podrás Entender esta Historia? 🇪🇸
¿A veces te sientes un poco perdido cuando escuchas a los nativos hablar? ¡No te preocupes, eso es totalmente normal! Todos hemos pasado por ahí. Hoy vamos a hacer un ejercicio de escucha, una actividad para mejorar tu habilidad para comprender más español. Te voy a contar una historia dos veces y tú trata de captar la mayor cantidad de información posible. Escuchar es fundamental para aprender cualquier idioma. ¡Así que pon a prueba tus oídos y diviértete!
Y si quieres dar un paso más y sumergirte por completo en el mundo del español, te invito a unirte a nuestra Academia. Allí encontrarás un montón de gente genial con la que practicar, profesores nativos y un ambiente superdivertido. ¡La Academia abre las puertas el 9 de septiembre y las plazas se acaban rápido! Así que apúntate ya a la lista de espera en espanolautomatico.com/academia
Porque ¿sabes qué es lo que más me mola de enseñar español? Que no solo se trata de enseñar una lengua, sino también de conocer a gente increíble de todo el mundo, como son los miembros de nuestra Academia. A ti también te quiero conocer, así que apúntate… te espero en la Academia.
Venga, vamos con la clase de hoy, ¡al lío!
Imagina que estás aprendiendo a nadar. ¿Crees que podrías convertirte en un experto nadador solo leyendo libros sobre natación? ¡Por supuesto que no! Necesitas practicar en el agua, ¿verdad?
Lo mismo ocurre con el español. Muchos de los estudiantes de español practican muchísimo escribiendo y leyendo en español. Incluso viendo películas o Youtube ponen subtítulos. Y hay un problema con usar subtítulos para poder comprender lo que un hispanohablante te está diciendo. El problema principal es que estás usando los ojos y no los oídos para comprender.
Y aunque los subtítulos son útiles, depender demasiado de ellos puede frenar nuestro progreso. Es como usar flotadores para nadar: nos ayudan a mantenernos a flote, pero no nos permiten desarrollar nuestras habilidades al máximo.
¿Estás listo para quitarte los flotadores y sumergirte de lleno en el español? ¡Te propongo un desafío! Vamos a entrenar tus oídos para captar los sonidos y las palabras, y así poder comprender a los hispanohablantes y hablar con más fluidez.
Pero verás que será divertido, porque para practicar tu escucha, te voy a contar una historia muy interesante dos veces. ¿Sabías que escuchar la misma historia varias veces es una de las mejores formas de mejorar tu comprensión auditiva? ¡Es como entrenar un músculo! Al repetir la escucha, tu cerebro se familiarizará con los sonidos y las estructuras del español, y poco a poco irás entendiendo cada vez más.
Así que prepárate para una experiencia auditiva única. Te contaré la historia dos veces. La primera vez, simplemente relájate y escucha. No te preocupes si no captas todas las palabras, lo importante es disfrutar del viaje. Desconecta los subtítulos.
En la segunda escucha, podrás seguir la historia con los subtítulos. ¡Verás cómo tu comprensión mejora de forma increíble! Y si aún tienes dudas, siempre puedes consultar la transcripción completa en nuestra web. ¡Vamos allá!
¡El calor aprieta! ¡El calor es insoportable! Las temperaturas han subido de golpe y no hay quien lo aguante. La única manera de disfrutar del aire libre sin derretirse es estar en la playa.
Ana, con su toalla extendida sobre la cálida arena, se prepara para disfrutar de un día perfecto. El sol brilla con intensidad, acariciando la arena dorada de la playa.
Ana lleva unas chanclas de colores que combinan a la perfección con su bañador favorito y su sombrero de paja. Con una sonrisa radiante, se aplica protector solar en los brazos para proteger su piel del sol. ¡Va a ser un día genial!
El aroma del bocadillo de tortilla española que ha preparado esta mañana despierta su apetito. Sentada sobre la toalla, disfruta de cada bocado, saboreando la deliciosa receta casera mientras observa las olas romper en la orilla. De repente, una gaviota descarada revolotea sobre su cabeza, con la mirada fija en su bocadillo. Ana la observa con una sonrisa. La gaviota, sin éxito en su intento de robo, se marcha con el pico vacío, no sin antes lanzarle una mirada desafiante a Ana.
Ana se ríe, se encoge de hombros y observa las olas. La brisa marina acaricia su rostro. .Unos niños en la orilla construyen un gigantesco castillo de arena Las risas y la emoción llenan el aire mientras levantan torres, murallas y fosos. De repente, una ola gigante se acerca, rugiendo con fuerza. La ola es muy grande y destroza el castillo.
Los niños corren hacia su madre llorando. Ella les abraza fuerte. Y para animarlos aún más, la madre decide comprarles un helado. Los niños, con sus helados favoritos en la mano, olvidan rápidamente la pena del castillo derrumbado y vuelven a reír y jugar, disfrutando del sol y la brisa del mar. Los niños son así: viven en el momento presente.
Con el estómago lleno, Ana cierra los ojos e intenta relajarse. Pero el calor se intensifica, y una sensación de sofoco comienza a invadirla. Ana decide que es hora de un refrescante chapuzón.
El mar, sin embargo, está un poco agitado, pero a Ana no le importa. Al contrario, las olas la llenan de energía y emoción. Le encanta saltar las olas. Era su juego favorito cuando era una niña pequeña.
Al final, sale del agua, empapada y feliz. Se sienta en la toalla y deja que el sol la seque con su calorcito.
De repente, un silbido rompe la tranquilidad de la playa. Ana alza la vista y observa cómo el socorrista, erguido sobre su torre, agita los brazos desesperadamente como un pulpo enfadado. Ana mira hacia el mar y observa un grupo de bañistas con un flotador enorme rosa que, ajenos a las advertencias del socorrista, se han alejado demasiado de la orilla.
El socorrista intenta desesperadamente llamar su atención. Agita los brazos gritando instrucciones, pero los bañistas no le hacen caso. Siguen riéndose y chapoteando. No se dan cuenta de que la corriente arrastra su flotador cada vez más lejos de la seguridad de la costa.
Ante la inminente tragedia, el socorrista se apresura hacia su puesto de vigilancia y comunica la situación por radio. En cuestión de minutos, una lancha de salvamento irrumpe en la escena.
Los bañistas, al fin se han dado cuenta del peligro. Los socorristas profesionales se hacen cargo de la situación, rescatando a los bañistas despistados. De vuelta en tierra firme, los bañistas, aún temblorosos por la experiencia, agradecen a los socorristas.
La playa vuelve a la calma. Son las 6 de la tarde. Ana se levanta, se sacude la arena y se pone las chanclas. Recoge su toalla, el protector solar, el bolso de playa y se encamina hacia su coche.
Este ha sido un día perfecto, piensa Ana.
¡Fabuloso! Ahora vamos a volver a escuchar esta historia, por segunda vez con subtítulos. ¿Estás listo? ¡Manos a la obra!
¡El calor aprieta! ¡El calor es insoportable! Las temperaturas han subido de golpe y no hay quien lo aguante. La única manera de disfrutar del aire libre sin derretirse es estar en la playa.
Ana, con su toalla extendida sobre la cálida arena, se prepara para disfrutar de un día perfecto. El sol brilla con intensidad, acariciando la arena dorada de la playa.
Ana lleva unas chanclas de colores que combinan a la perfección con su bañador favorito y su sombrero de paja. Con una sonrisa radiante, se aplica protector solar en los brazos para proteger su piel del sol. ¡Va a ser un día genial!
El aroma del bocadillo de tortilla española que ha preparado esta mañana despierta su apetito. Sentada sobre la toalla, disfruta de cada bocado, saboreando la deliciosa receta casera mientras observa las olas romper en la orilla. De repente, una gaviota descarada revolotea sobre su cabeza, con la mirada fija en su bocadillo. Ana la observa con una sonrisa. La gaviota, sin éxito en su intento de robo, se marcha con el pico vacío, no sin antes lanzarle una mirada desafiante a Ana.
Ana se ríe, se encoge de hombros y observa las olas. La brisa marina acaricia su rostro. Unos niños en la orilla construyen un gigantesco castillo de arena. Las risas y la emoción llenan el aire mientras levantan torres, murallas y fosos. De repente, una ola gigante se acerca, rugiendo con fuerza. La ola es muy grande y destroza el castillo.
Los niños corren hacia su madre llorando. Ella les abraza fuerte. Y para animarlos aún más, la madre decide comprarles un helado. Los niños, con sus helados favoritos en la mano, olvidan rápidamente la pena del castillo derrumbado y vuelven a reír y jugar, disfrutando del sol y la brisa del mar. Los niños son así: viven en el momento presente.
Con el estómago lleno, Ana cierra los ojos e intenta relajarse. Pero el calor se intensifica, y una sensación de sofoco comienza a invadirla. Ana decide que es hora de un refrescante chapuzón.
El mar, sin embargo, está un poco agitado, pero a Ana no le importa. Al contrario, las olas la llenan de energía y emoción. Le encanta saltar las olas. Era su juego favorito cuando era una niña pequeña.
Al final, sale del agua, empapada y feliz. Se sienta en la toalla y deja que el sol la seque con su calorcito.
De repente, un silbido rompe la tranquilidad de la playa. Ana alza la vista y observa cómo el socorrista, erguido sobre su torre, agita los brazos desesperadamente como un pulpo enfadado. Ana mira hacia el mar y observa un grupo de bañistas con un flotador enorme rosa que, ajenos a las advertencias del socorrista, se han alejado demasiado de la orilla.
El socorrista intenta desesperadamente llamar su atención. Agita los brazos gritando instrucciones, pero los bañistas no le hacen caso. Siguen riéndose y chapoteando. No se dan cuenta de que la corriente arrastra su flotador cada vez más lejos de la seguridad de la costa.
Ante la inminente tragedia, el socorrista se apresura hacia su puesto de vigilancia y comunica la situación por radio. En cuestión de minutos, una lancha de salvamento irrumpe en la escena.
Los bañistas, al fin se han dado cuenta del peligro. Los socorristas profesionales se hacen cargo de la situación, rescatando a los bañistas despistados. De vuelta en tierra firme, los bañistas, aún temblorosos por la experiencia, agradecen a los socorristas.
La playa vuelve a la calma. Son las 6 de la tarde. Ana se levanta, se sacude la arena y se pone las chanclas. Recoge su toalla, el protector solar, el bolso de playa y se encamina hacia su coche.
Este ha sido un día perfecto, piensa Ana.
Muy bien. ¿Te gustó la historia? ¿Te gustó la clase de hoy? Dímelo en los comentarios y dale un like si te gustó. Y recuerda, si eres nuevo, suscríbete a nuestro canal. Intentamos subir clases todas las semanas. Si quieres mejorar tu español conmigo y tener clases de conversación con los profesores, te invito a mi Academia. Te dejo toda la información en la descripción del video. Las inscripciones abren el 9 de septiembre.
Y como decía mi abuela… con esto y un bizcocho… ¡hasta mañana a las 8! Y recuerda: hagas lo que hagas, pon todo tu corazón en ello.
1